Los tiempos han cambiado en Buenos Aires, la seguridad se ha reforzado en las líneas de trenes y metros para hacer frente a la magnitud de graffiti. Los guardias están armados y la policía no duda en organizar emboscadas, por lo que a conllevado una radicalización de las acciones. La técnica de la palanca se ha convertido en un medio habitual para lograr el objetivo. En la linea de cercanías Sarmiento, una veintena de escritores no duraron en atacar una estación de tren con un guardia armado, pero la acción no salio como esperaban.